Licuadora.
Licuadora, es de esos pequeños aparatos
eléctricos, que adquirimos con suma ilusión pensando que será la solución de
nuestros males, a veces la compramos por prescripción médica, por recomendación
de un familiar o amigo, porque me la ofertó mi banco o caja, porque la vi en un
punto caliente de una gran superficie o supermercado, y otras, por iniciativa
propia. Sea como fuere la manera que llegó a mi cocina, la verdad, es que
después de 15 días, aquí está, bajo mi fregadero un tanto abandonada. “Un
trasto más”. Pero… entonces, si esto es así, ¿por qué la compramos?
Reflexión.- es
un aparato seguro, práctico y no muy caro. ¿Entonces, de qué estamos hablando?
El gran “problema” es la limpieza. Si antes de comprarla le pides consejo a un profesional, éste sí lo es, te debe advertir de
la cantidad de accesorios que hay que desmontar, limpiar, secar y colocar
inmediatamente después de hacerte el zumo “diario”, de lo contrario, se secaran
los restos de fruta en la rejilla centrifugadora, una especie de tamiz de acero
inoxidable y te costará mucho volver a utilizarla. Esta tarea hay que repetirla
tantas veces como zumos hagamos.
Continuará
® El Profesional
Electro-consejo.
Procurad siempre antes de comprar un pequeño
electrodoméstico, aseguraros que la marca dispone de un servicio pos-venta en
tu zona, tanto si está en garantía como si no lo está.