martes, 13 de septiembre de 2011

Guía particular del pequeño comercio. 4

Guía particular del pequeño comercio. 4


Capítulo I


O
nce de la mañana, un hermoso día soleado de primavera, en una ciudad “Cualquiera”. Un grupo de viejos amigos, conocidos y jubilados del pequeño y mediano comercio coincidieron en una céntrica y moderna plaza de su localidad. Después de recordar algunas anécdotas vividas y gastarse alguna broma que otra. Iniciaron una conversación seria e interesante. ¿Cómo subsistir y superar la actual situación?
Esteban, un jubilado que trabajó como empleado en una mediana empresa de un sector tocado por la crisis económica, como todos los pequeños comercios, dijo:
—Nunca hubiera pensado que ésto podría ocurrir. Han cambiado tantas cosas. Tendríamos que pensar, ahora que disponemos de tiempo, cómo ayudar a los profesionales que sobreviven y a los que se quieran iniciar en el maravilloso mundo del comercio, el bueno, el de mostrador, el de siempre.

—Totalmente de acuerdo —afirmó Pepe—. Un ejemplo de pequeño empresario que llegó a tener tres establecimientos de droguería autoservicio, llegando a emplear a más de quince personas. Pudo salvar su primer negocio y en la actualidad sigue ejerciendo pese haber superado su edad de jubilación. Se niega asumir que es mayor y no termina de confiar los negocios a los dos hijos que trabajan con él. El mayor de sus tres hijos hizo económicas, no quiso saber nada de los negocios del padre y se fue a trabajar a Alemania, está de profesor en la Universidad Libre de Berlín (Alemán: Freie Universität Berlin).

—Supongo que estaremos de acuerdo todos en que las grandes superficies han venido a nuestra ciudad a destruir oficios, más que a crear empleo —observó Carlos—.
                                                                                      
1.1
—Está mal que yo lo diga pero como todos sabéis fui un destacado comerciante de tejidos, un referente en la ciudad. Actualmente mi sector está tocado por la masificación de grandes multinacionales, la invasión de pequeños y medianos negocios. Alguien dijo que el “hambre genera inteligencia”, digo esto porque es hora de ponerse las pilas. Carlos, he notado cierto bajón de moral, en tus temerosas declaraciones —intervino Juan Luis—.
—No es bajón de moral ni de malas impresiones, son hechos probados. Nosotros vemos a las grandes superficies como indestructibles a día de hoy. Repito que no son sensaciones, son hechos contrastables —dijo Carlos el juguetero—. Explicando que fueron muchos los comercios que se vieron obligados a bajar chapa de forma definitiva, les obligó las ventajas de los grandes, sobre los pequeños, en un juego desigual, el pequeño comercio se siente abandonado, sin apoyo moral, ni social, ni económico, ni institucional. Alguien ha barajado o repartido mal las opciones y nos están llevando por delante. Siempre fueron tiempos difíciles pero ahora estamos cada día peor —declaró de nuevo Carlos—.
—Es cierto, la suerte a veces va y viene. Algún día, alguien se dará cuenta de la necesidad de mantener el tejido industrial que mantiene y genera la pequeña tienda en todos sus sectores distribuidos por todas las ciudades. Alguien nos compensará y volveremos a ser lo que fuimos. Además creo que con esas pequeñas acciones tan puntuales como sortear apartamento, un coche, una moto o regalar mil euros, es insuficiente, necesitamos ser algo más agresivos en nuestras acciones.
1.2

Continuará...

® El Profesional

No hay comentarios:

Publicar un comentario